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Dentro del ciclo de eventos con motivo de la presentación del disco "La música es el arma del futuro", un recopilatorio-homenaje con versiones de temas de Fela Kuti que ha sido editado por Enlace Funk y AfrobeatProject y que reúne a muchos de los mejores representantes de la música negra que se hace por aquí, se enmarcó una actuación de los madrileños Pyramid Blue, que aportan también su granito de arena a la interesantísima compilación.



El concierto fue en la Sala Tempo, uno de los locales madrileños que apuesta (posiblemente el que más) por difundir el groove en directo ofreciendo casi siempre acertadísimos programas de actuaciones, ¡y prácticamente a diario!.

Ésta es una sala de dimensiones modestas (aunque la demanda de estas músicas tampoco es que sea demasiado grande tristemente), pero con una ambientación muy acorde a lo que te ofrecen escuchar allí. Por cómo están decorados e iluminados ciertos rincones del espacio puedes llegar a sentirte por unos instantes en un guateque setentero en toda regla. Y eso mola.

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Si hay una virtud a destacar de Pyramid Blue es el haber sabido captar la esencia musical de esa época, y es que bajo la dirección de Óscar Martos, que lo tiene muy claro, todos los músicos se sumergen (y nos sumergen) en ese flote psicodélico que tan bien representó Mulatu Astatke (no puedo evitarlo, siempre me acuerdo de él al escuchar a esta banda) y, claro está, el escenario en principio parecía el idóneo para el disfrute...



Las canciones se fueron sucediendo con elegante fluidez. No hubo hueco para ninguna floritura por parte de los instrumentistas, principalmente porque el concepto no lo requiere. Aquí estamos hablando de buenas composiciones cerradas, no de una sesión de jazz. De todas formas los músicos se apoyan los unos a los otros sobre el escenario y el sonido global acaba siendo homogéneo y preciso, cosa que se agradece. Por otra parte, el propio estilo y la envergadura que los mismos integrantes le quieren dar a la propuesta no permitiría otra cosa, si no sería un despropósito. Y esto por descontando que no lo es. El producto es bueno y está muy bien empaquetado.



La puesta en escena es algo que también cuidan los Pyramid, con sus morunos atuendos cargados de cómicos detalles (se de algún músico que por cierto no lleva nada debajo de la chilaba en los bolos...), llenando de color el escenario. Esta banda daría la talla visualmente en un gran evento, por cantidad y por calidad.



Pero hubo algo que eché en falta aquella noche, algo que hubiera elevado la experiencia a otro nivel.

Eché en falta palmeras, mesitas bajas iluminadas con lámparas de luz natural, altos muros decorados con celosías, camareros con chaqueta blanca... y todo lo que tenía el Rick´s de "Casablanca", por poneros un ejemplo. 

Esta música ganaría en un entorno más propio de otra época, donde poder tomarse un cocktail y tener una amena charla al amparo de tan sugerentes melodías desembocaría en la velada perfecta. 

Estar de pie durante más de una hora, o incluso bailando como hicieron casi todos los asistentes, puede que no sea la forma más adecuada de disfrutar de las canciones de Pyramid Blue.

Pero de esto no tiene culpa el grupo, y posiblemente no tenga culpa nadie. Son los momentos en los que vivimos.



Puede ser ésta una buena excusa para replantearse el estado de las opciones de ocio en lo referente al campo musical que la ciudad de Madrid ofrece, ya que parece que nos hemos anquilosado en viejas propuestas y casi nadie apuesta por planteamientos novedosos. ï»¿Los grupos de la ciudad se lo están currando, y mucho, y quizá es hora de que los profesionales del entretenimiento nocturno se pongan las pilas e inventen nuevos espacios y fórmulas para dar cabida a los movimientos culturales que están surgiendo en estos últimos años.



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PYRAMID BLUE - Sala Tempo 12/10/12

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