top of page

No a todo el mundo le va a gustar el nuevo disco de Al Berkowitz. Eso es obvio.

De hecho, si a todo el mundo le gustara el nuevo disco de Al Berkowitz viviríamos en un mundo muy extraño.

Sería un mundo en el que lo urgente dejaría de tener importancia. Sería un mundo en el que la atención al detalle no sería un capricho e incluso a veces hasta un lujo que pocos pueden (o quieren) permitirse. Sería un mundo en el que la sensibilidad sería una virtud envidiable y no un estigma que la masa se empeña en despreciar.

Pero vivimos en el mundo en el que vivimos, y éste es el disco que es...



En este segundo trabajo de estudio de la banda madrileña tras su debut con "Barely nice" -aunque no debemos olvidar el sorprendente reflejo de sus cualidades en el directo que fue "Apprenticeship and attitude"- se han propuesto seguir ahondando en ese cauce intimista, melancólico e inquietante que tan bien les sienta.

Aunque hay cortes como "Father, I think i was wrong", "I want you (out of control) y... ninguno más, que explotan la cara explosiva de la banda con los berridos de Ignacio Simón poniéndonos en nuestro sitio, la casi totalidad del doble álbum se mece en los parajes de un paisaje onírico muy relajado, como ya nos anticipan con ese efecto sonoro de playa venusiana que sirve de introducción en "You and I", la canción que abre la lista. Una bossa agónica que habla de los ataques de ansiedad y que ya, sin más demora, nos revela que Al Berkowitz están condenados a contar las cosas desde el lado oscuro de la felicidad. Exactamente al minuto y veintinueve segundos del comienzo del viaje no pueden evitar soltar su primera arcada de desesperación en forma de estremecedor acorde, que luego intentan arreglar al final del tema con una melodía muy Disney... pero no, ya les hemos vuelto a pillar.

El siguiente track, "The Frenchman and the Rabbitman", es como un viaje de Alicia en el que brillan sus cualidades especialmente al dibujarnos una historia en diferentes emplazamientos con gran maestría. Porque no es tan fácil como parece evocar imágenes a través de la música.

"How could we get ourselves lost" es una de las piezas más intimistas y por su parquedad en arreglos puede que sea una de las menos usadas cuando queramos mostrarle a alguien la dimensión de este gran grupo. Aunque a su vez quizá sea una de las más recurrentes a la hora de elegir una escucha relajada. Porque estos chicos por lo general se suelen poner bastante intensos.

El cuarto tema es la joya de este "A long hereafter...". Una delicatessen naive y lasciva a partes iguales que confirma al frontman de la banda como uno de los mejores compositores de canciones pop de nuestro país en este momento. Aquí empiezan a despuntar los coros, creando unas armonías que sólo los que se han empapado de los cantautores angloparlantes de las décadas de los 60 y 70 son capaces de rescatar.

En "Farewell my lady" resucitan por momentos a Syd Barret, aunque la enrevesada estructura de la canción puede hacer que perdamos el norte en algún momento.

El siguiente corte, que cierra y da título a la primera parte del trabajo, tiene el defecto de centrarse en los detalles ensombreciendo la esencia de la composición, cosa que por otra parte seguramente haya sido la mejor solución, porque a la melodía vocal le falta algo de gancho. De todas formas, a nivel experiencia acústica sigue manteniendo la talla.

"Nothing beyong", una muestra -casi instrumental- de la pericia compositiva del trío confirma la rápida madurez que ha alcanzado la banda en su corta trayectoria. Aquí ya se permiten hacer lo que les da la gana, sin concesiones.

A destacar los coros inciales, dignos de los mismísimos ABBA.

En "Father, I think i was wrong" juegan a ser Radiohead incluyendo juegos rítmicos y no sólo salen bien parados sino que además aportan ideas muy interesantes en ese y otros aspectos. Dan ganas de escucharla más veces para sacarle jugo. 

La que le sigue, "I want you (out of control), lo más gamberro del disco, parte de una idea muy simple que consiguen elevar gracias a una producción arriesgada y muy inspirada por momentos.

La claustrofobia llega con "There´s no better way". La canción rara que no podían evitar incluir. Con una introducción hipnótica hacen sus pinitos (si es que no lo han hecho ya antes) en la exploración sonora experimental. Éste es el tema que no hay que ponerle al que tengas dudas sobre Al Berkowitz. Puede ser su losa.

Después enlazan con "Apprenticeship and attitud", kraut-rock psicótico que quizá se alargue demasiado a pesar de su increíble línea de bajo (en las primeras partes de las estrofas) . Enfermizamente sugestionantes los afilados chirridos que aparecen de vez en cuando en tus auriculares. Aún así le hubiera venido bien un giro dinámico inesperado para hacer la escucha menos monótona.

Finalmente cierran con "Sensitive, not dramatic". Una declaración de intenciones en toda regla en la que con mucho orgullo se desmarcan de los posibles senderos que los más convencialistas les hubieran querido marcar. Desafiando estructuralmente los patrones del indie nacional que llena festivales provincianos y asegurándose un hueco (su hueco) con este trabajo, que no es su definitivo, sino uno de los que completarán la interesante discografía de esta banda, que decidió en su día tomar su propio camino y no parar de investigar en él. Así sea.





-Pincha en la portada para escuchar el disco.





​AL BERKOWITZ

A long hereafter & Nothing beyond

bottom of page